Lorenzo Córdova Vianello, el exconsejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), ha sorprendido a muchos con su anuncio de que se incorporará como comentarista semanal al medio digital Latinus, dirigido por el periodista Carlos Loret de Mola. ¿Qué implica esta decisión para el futuro de Córdova y para el debate público en México?
Córdova terminó su periodo al frente del INE el pasado 3 de abril, después de nueve años de haber sido nombrado consejero electoral y seis de haber asumido la presidencia del organismo. Durante su gestión, Córdova enfrentó varios desafíos y controversias, como la organización de tres elecciones federales, la implementación de la reforma electoral de 2014, la defensa de la autonomía del INE ante los embates del gobierno federal y la aprobación del llamado Plan B Electoral, que busca modificar el sistema electoral mexicano.
Córdova ha sido una figura polémica en el ámbito político, pues ha recibido críticas tanto de partidos de oposición como del oficialismo. Algunos lo han acusado de ser parcial, antidemocrático, elitista y corrupto, mientras que otros lo han reconocido como un garante de la legalidad, la equidad y la transparencia en los procesos electorales. Su papel como árbitro electoral le ha valido elogios y reproches de diversos actores sociales, medios de comunicación y organizaciones civiles.
Ahora, Córdova se suma al equipo de Latinus, un medio digital que se ha caracterizado por ser crítico del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y por dar voz a distintas personalidades de la oposición. Entre sus colaboradores se encuentran periodistas como Carlos Loret de Mola, Víctor Trujillo (Brozo), Gabriela Warkentin y Denise Dresser; políticos como Felipe Calderón, Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Emilio Álvarez Icaza; y empresarios como Claudio X. González.
La llegada de Córdova a Latinus puede interpretarse como una señal de que el exconsejero no se quedará callado ante los cambios que se avecinan en el sistema electoral mexicano y que buscará defender su legado al frente del INE. También puede verse como una oportunidad para que Córdova explique y argumente sus decisiones como autoridad electoral y para que dialogue con otros actores políticos y sociales sobre los temas más relevantes del país.
Sin embargo, también puede generar suspicacias y cuestionamientos sobre la imparcialidad y la independencia que tuvo Córdova como consejero electoral. Algunos podrían pensar que su incorporación a Latinus confirma sus afinidades con la oposición al gobierno de López Obrador y con los intereses de ciertos grupos económicos y mediáticos. Otros podrían dudar de su objetividad y rigor académico al asociarse con un medio que ha sido señalado por difundir información falsa o tendenciosa.
En cualquier caso, la presencia de Córdova en Latinus promete generar debate y controversia en el panorama político mexicano. Habrá que ver qué tipo de análisis y propuestas ofrece el exconsejero desde su nueva tribuna y cómo reaccionan sus seguidores y detractores ante sus opiniones. Lo cierto es que Córdova no pasará desapercibido en el escenario mediático nacional.