El mundo del atletismo ha tomado una decisión polémica y controvertida: a partir del 31 de marzo de 2023, las personas transgénero que hayan tenido una pubertad masculina no podrán participar en las competiciones femeninas de este deporte. Así lo anunció Sebastian Coe, el presidente de la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics), quien afirmó que se trata de una medida para proteger a las mujeres y garantizar la equidad en el rendimiento.
Esta decisión ha generado un intenso debate sobre los derechos y las dificultades de las personas transgénero en el ámbito deportivo, especialmente después de la participación de la halterófila neozelandesa Laurel Hubbard en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la primera atleta transgénero en competir en una cita olímpica. Hubbard, que se sometió a una cirugía de reasignación de sexo en 2012, cumplía con los requisitos del Comité Olímpico Internacional (COI) para participar en la categoría femenina, al mantener su nivel de testosterona por debajo de los 10 nanomoles por litro durante al menos 12 meses antes de la competición.
Sin embargo, muchos expertos y deportistas consideran que este criterio no es suficiente para eliminar la ventaja física que tienen las personas transgénero que han pasado por una pubertad masculina, ya que conservan una mayor masa muscular, densidad ósea y capacidad pulmonar que las mujeres cisgénero (aquellas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer). Según un estudio publicado en 2020 por el British Journal of Sports Medicine, las mujeres transgénero tienen un 12% más de ventaja sobre las mujeres cisgénero en carreras de velocidad y un 6% más en carreras de resistencia.
Por esta razón, la World Athletics ha decidido excluir a las personas transgénero que hayan sido hombres en la pubertad de las competiciones femeninas, siguiendo el ejemplo de otras federaciones deportivas como la Unión Ciclista Internacional (UCI) o la Federación Internacional de Rugby (World Rugby). Estas entidades han establecido normas más estrictas para regular la participación de las personas transgénero en sus disciplinas, basándose en estudios científicos y consultando a diversos actores del deporte.
El COI, por su parte, ha anunciado un nuevo marco legal sobre los atletas transgénero, que busca dar más autonomía a las federaciones deportivas para establecer sus propias reglas, siempre respetando los principios de inclusión, equidad y seguridad. El COI también ha reconocido que no hay una solución única para este tema complejo y sensible, y que se necesita más investigación y diálogo para encontrar un equilibrio entre los diferentes intereses y valores en juego.